[Este es un resumen en español del sexto documento de trabajo del Working Paper Series, Los think tanks y el sector privado: oportunidades y desafíos].
Alrededor del mundo cada vez más centros de investigación (think tanks) están estableciendo relaciones con el sector privado (empresas y corporaciones), y si bien algunos lo han venido haciendo desde hace muchos años ya, para otros es una práctica nueva (especialmente para aquellos en países de ingresos bajos y medios).Trabajar con el sector privado es una buena fuente de financiamiento (especialmente en este contexto de cambio en el financiamiento tradicional), pero la práctica tiene sus detractores (ver Judis, 2017), así como sus desafíos y riesgos, especialmente la pérdida de credibilidad.
A pesar de la creciente prevalencia de esta relación, se sabe poco sobre cómo suceden. Para cubrir esta brecha, este documento de trabajo aborda cómo y por qué los think tanks se involucran con el sector privado, así como los desafíos que enfrentan al hacerlo. Esto permitirá una mejor comprensión de las oportunidades, cómo aprovecharlas y ayudará a los think tanks a entender los riesgos y protegerse contra ellos.
El estudio revisa primero la literatura existente sobre la relación de las ONG y las universidades con el sector privado, quienes empezaron hace muchos años ya a interactuar con ellos, por lo que sus experiencias pueden servir como ejemplos a emular o prácticas a evitar. Tanto para las universidades como para las ONG la motivación más importante para trabajar con el sector privado es el acceso a fondos, pero también son importantes otras razones estratégicas y de stakeholders: el acceso a recursos específicos, oportunidades de comercialización y la posibilidad de llegar a otros actores. Por otro lado, el sector privado trabaja con ONGs principalmente por relaciones públicas y marketing, y también para mejorar el contexto en el que operan (filantropía estratégica); mientras que las empresas buscan trabajar con universidades por los servicios y recursos que estas brindan (investigación y experiencia). Tanto para las ONGs como para las universidades, los principales riesgos de esta relación son la pérdida de la autodeterminación, y la pérdida de legitimidad y credibilidad hacia sus audiencias.
Las entrevistas realizadas para este estudio (9 think tankers y 13 expertos informantes) mostraron que los think tanks interactúan con el sector privado alrededor de tres focos distintos: temas de gobernabilidad, financiamiento y recursos, y comunicaciones con stakeholders. En aspectos de gobernabilidad, los actores del sector privado son fundadores de think tanks, miembros de juntas directivas o asesoras (ya sea de manera personal o representando a sus organizaciones). En términos de financiamiento y recursos, los think tanks reciben donaciones de empresas, subvenciones para proyectos específicos, recursos en especie o realizan consultorías. Finalmente, también hay interacción en temas de comunicación y stakeholders, ya que los actores del sector privado pueden ser proveedores de acceso a otros, actores a consultar en el proceso de investigación (como expertos, asesores o para proporcionar datos) o actores a los que se debe informar sobre los resultados.
Por lo tanto, las principales motivaciones de los think tanks para trabajar con el sector privado van más allá del financiamiento. Para algunos, la relación con el sector privado está arraigada en su identidad, ya que fueron fundados por corporaciones o empresarios o los han tenido como miembros del directorio desde su inicio. Finalmente, aspectos comunicacionales y de stakeholders son también una motivación clave, y actores del sector privados son consultados durante proyectos de investigación (cuando su experiencia se considera relevante), también son audiencias para informar, proveedores de acceso a otros y, finalmente, una vía para incrementar el impacto.
Las empresas, por su parte, buscan relacionarse con think tanks por razones estratégicas que incluyen filantropía estratégica, productos de investigación, asesoría y acceso al conocimiento de expertos, y como una forma de participar en los debates sobre los temas que los atañen. También buscan a los centros de investigación por temas de relaciones con stakeholders y comunicaciones, principalmente para mejorar sus relaciones públicas e incrementar su legitimidad, ya que la credibilidad de los think tanks afecta positivamente a las empresas frente a ciertos actores
Las principales formas de financiamiento del sector privado que se encontraron fueron: donaciones, contratos por investigaciones, cuotas de membresías, consultorías y apoyo en especies. Cada centro de investigación establece parámetros específicos para manejar las formas de financiamiento para así controlar la influencia del financiador.
Algunos entrevistados mencionaron que es un desafío establecer una relación con el sector privado; la principal razón que encontraban para esto era que en muchos lugares el sector filantrópico aún no está desarrollado. Una dificultad con las que muchos luchan es convencer a actores del sector privado sobre el valor que tiene el trabajo que realizan los centros de investigación, y el valor de la investigación en sí; encuentran que la mayoría de empresas prefieren apoyar iniciativas de desarrollo tangibles. Además, la naturaleza del trabajo de un think tank implica a veces críticas las prácticas del sector privado, lo que dificulta las relaciones con ellos. Otro desafío para algunos es el hecho de conectarse con actores del sector privado ya que no participan en los mismos espacios, por lo que no tienen tantas fuentes de entrada. Mientras que para otros establecer contacto no es un problema, ya que tienen varias líneas de comunicación establecidas y cuentan con actores del sector privado como miembros de la junta directiva y/o consejos.
Los principales riesgos encontrados para los think tanks que colaboran con el sector privado son similares los que enfrentan las ONG y las universidades: pérdida de autodeterminación y riesgos reputacionales. La dependencia de recursos de actores del sector privado conlleva el riesgo de pérdida de autodeterminación. Esto puede llevar a que los financiadores influyan en la agenda de investigación o en los métodos de investigación, cambiándolos para que respondan a sus propios intereses o su línea ideológica. Además, existen riesgos reputacionales para centros de investigación ya que una fuerte conexión con el sector privado puede afectar su capacidad para relacionarse con otros actores, pero también porque algunas empresas tienen problemas de legitimidad, y relacionarse con ellas afectará su reputación en general y su capacidad para desafiar ciertas prácticas y políticas
Como organizaciones fronterizas, los centros de investigan se manejan en varios espacios y campos distintos: económico, académico, político y de medios (Medvetz, 2012). Las múltiples relaciones que establecen en estos campos implican un fino manejo de cada una, para cuidar su credibilidad y para evitar involucrarse demasiado con algún tipo de actor y perder rangos de acción en otros espacios. Ambos riesgos identificados tienen el potencial de afectar la credibilidad del think tank y su capacidad para interactuar con otros actores, por lo que deben ser manejados con atención.
Para abordar estos desafíos y proteger su credibilidad, los centros de investigación despliegan varias estrategias. Principalmente se esfuerzan por controlar las fuentes y mecanismos de financiamiento, es decir, regulan el tipo de financiamiento que aceptan, evitan a ciertos financiadores, diversifican los ingresos e incorporan especificaciones claras cuando realizan consultorías y en los acuerdos que firman. También se esfuerzan por mantener una fuerte independencia intelectual teniendo agendas de investigación sólidas, y limitan la participación de los donantes en el proceso de investigación. Además, la transparencia (tanto financiera como metodológica) ayuda a proteger su credibilidad cuando son cuestionados. Finalmente, también se establecen procesos y políticas de evaluación de riesgos para evaluar potenciales relaciones. La medida y forma en la que estos se realizan varían en cada organización, algunos han establecido procesos muy claros mientras otros lo hacen de manera ad hoc.
Abordar estos desafíos da pie a interesantes oportunidades. Y para aprovecharlos, los think tanks deben identificar primero las diferentes formas en las que pueden (y quieren) trabajar con el sector privado y los beneficios que ambos actores obtendrán. Lo más importante es que los centros de investigación tengan claro por qué son atractivos para cada actor con el que interactúan y qué están dispuestos a ofrecer. Para ello, deben investigar a sus socios potenciales y capitalizar los aspectos que los hacen atractivos para fortalecer su posición al momento de negociar acuerdos y no perder su autodeterminación, ni se vea empañada su credibilidad. Las fortalezas principales sobre las que se pueden construir estrategias de interacción son la legitimidad y la credibilidad que pueden proporcionar los think tanks, así como los beneficios de la investigación que realizan, y la experiencia y conocimiento especializado que poseen. Capitalizar y fortalecer estas cualidades y capacidades puede aumentar su capacidad de negociación, moldeando el camino para una relación equitativa en la que ambos se beneficien.
Finalmente, los think tanks deben trabajar en explicar claramente qué es lo que hacen, por qué lo hacen y cómo contribuyen al desarrollo de su país y de diversos actores, es decir deben ser mejores en explicar su impacto.