Reflexiones sobre la elección de Trump: los think tanks americanos y su nueva realidad política

21 August 2017

[Este es un resumen en español del primer documento de trabajo del Working Paper Series, “Reflexiones sobre la elección de Trump: los think tanks americanos y su nueva realidad política”. El documento original está escrito en inglés.]

La elección de Donald Trump ha remecido los paisajes políticos y de formulación de políticas en los Estados Unidos. El período inicial de la presidencia de Trump ha traído grandes controversias, críticas e “intrigas palaciegas”.  Entre la proliferante lista de estados, actores y organizaciones potencialmente impactados, los think tanks se enfrentan a una trayectoria incierta en el futuro a medida que sus estrategias, prioridades, y quizás incluso los roles están siendo ontológicamente cuestionados. Entre todos estos desafíos, hay cuatro que destacan por su agudeza y potencial impacto a los Think Tanks americanos.

Primero, los think tanks que reciben financiamiento del gobierno federal enfrentan la amenaza más inmediata y crítica de todas. Muchos think-tanks americanos -incluyendo los DC-5 +– no buscan financiamiento o contratos gubernamentales, pero organizaciones como la RAND Corporation, Urban Institute y Wilson Center se enfrentan a un período de incertidumbre presupuestaria. La Corporación RAND es la que tiene menos probabilidades de enfrentar una crisis institucional, pero el Instituto Urbano y el Centro Wilson pueden enfrentar la necesidad de diversificar sus fondos.

En segundo lugar, la campaña Trump y la Presidencia han facilitado la inculcación de un escepticismo hacia las organizaciones de la sociedad civil,  a las que Trump ha descrito como sesgadas y perpetuadoras de todo lo que está mal en Washington D.C. Al intentar designarse a estas organizaciones como vasallos de la clase dominante política de Washington, los think tanks y otras organizaciones de la sociedad civil se enfrentan a un desafío reputacional para justificar su existencia como contribuyentes legítimos, objetivos y valiosos a la formulación de políticas y al discurso de políticas públicas.

Tercero, el proceso de toma de decisiones de la administración Trump hasta ahora ha sido definido por un proceso cerrado, con poco aporte discernible de actores no ejecutivos. Esto difiere del accionar de administraciones anteriores, en las que los aportes de los think tanks se consideró como una adición bienvenida al proceso de propuesta y la formulación de políticas. En este sentido, los think tanks hoy son, en gran medida, recibidos por una “puerta cerrada” en la rama ejecutiva del gobierno.

Por último, los think tanks se enfrentan a un desafío estratégico en mantener su relevancia (en términos de políticas), ya que las prioridades del Presidente son impredecibles y cambiantes. Tan solo en el primer semestre de su Presidencia, Trump ha dirigido esfuerzos una amplia gama de áreas políticas y prioridades. Esto ha limitado la capacidad de los responsables de la formulación de políticas y del público en general para elaborar un análisis informado y sólido en un ámbito de política determinado, debido a que no tienen el tiempo y recursos suficientes para trabajar en tantos y tan diversos temas. De hecho, es la creación y difusión de un análisis informado, perspicaz y robusto en el que los think tanks tienen una ventaja comparativa y han consagrado históricamente su valor entre los responsables políticos y la comunidad de políticas públicas.

A pesar de los desafíos que la presidencia de Trump está planteando a los think tanks, hay oportunidades que estas organizaciones pueden capitalizar. En primer lugar, un paisaje partidista fracturado (particularmente dentro del partido republicano en la Cámara de Representantes y en el Senado) brinda a los think tanks la oportunidad de congraciarse con formuladores de políticas individuales. Aunque los think tanks hayan disfrutado durante mucho tiempo de una receptividad general entre muchos políticos, una unidad partidaria fragmentada puede servir para que los think tanks lleguen a influenciar aún a más políticos.

A second principal opportunity arises from an attentive, engaged citizenry. Regardless of one’s partisan or ideological stripe, a large segment of the electorate is engaged in the ongoing public policy issues the Trump administration is advancing and reacting to. For think tanks, this creates an expanded number of politically-engaged citizens who might derive interest in the publications and activities of their organization. As such, think tanks can capitalize on a captive public by disseminating their research and message to a wider audience. This, of course, has the potential to spillover into increased fundraising yields If these challenges are heeded and incorporated into their strategic planning, American think tanks can not only survive the current period of uncertainty, but could also thrive.

Una segunda oportunidad surge de una ciudadanía atenta y comprometida. Independientemente de su raya partidista o ideológica, un gran segmento del electorado está actualmente involucrado en asuntos de política pública, en función al accionar de la administración de Trump. Para los think tanks, esto crea un número creciente de ciudadanos políticamente comprometidos que podrían interesarse por las publicaciones y actividades de su organización. Como tal, los think tanks pueden capitalizar la oportunidad de atraer a este público cautivo mediante la difusión de sus investigaciones y mensajes a un público más amplio. Si estos desafíos son atendidos e incorporados en su planificación estratégica, los think tanks americanos no sólo podrán sobrevivir al período actual de incertidumbre, sino que también podrían prosperar en él. +

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