Los think tanks como constructores de confianza en sociedades fragmentadas

4 April 2018

Los think tanks son clave para fortalecer las capacidades de las sociedades de superar la fragmentación propia de la competencia democrática, de dialogar y de generar soluciones innovadoras a problemas complejos.

La experiencia latinoamericana ha demostrado que quizás uno de los roles más importantes que cumplen los think tanks es generar un espacio percibido como plural, imparcial e independiente donde actores de ideologías diversas pueden discutir ideas y desarrollar planes de acción mínimamente concertados. En Chile durante la época de Pinochet, intelectuales de diferentes tendencias ideológicas se refugiaron en think tanks que les sirvieron como una plataforma para debatir y acordar estrategias que permitieron luego el retorno a la democracia, fruto de la concertación de actores de diversas tendencias políticas.

Partiendo de la noción de governance, referida como la forma en que se articula el Estado, el mercado y la Sociedad Civil, la participación de los think tanks ha facilitado la coordinación y la colaboración (y a veces hasta la co-creación) entre los diferentes sectores de la sociedad. Desde ese punto de vista, los think tanks constituyen uno de los pilares de la práctica de un ‘buen gobierno’ en la medida que han procurado el desarrollo económico y social a partir de nuevas asociaciones entre los poderes públicos, el mundo de las empresas privadas y el sector del asociacionismo sin fines de lucro.

Sin embargo,  los think tanks sólo pueden cumplir este rol si la sociedad confía en su propia capacidad de resolver los conflictos y tensiones propios de la competencia de ideas que encarnan (o deberían encarnar) los think tanks. Por ello, voy a argumentar que la gobernanza interna (internal governance) de los think tanks es clave para que puedan cumplir el rol de facilitar diálogos plurales, informados y orientados al cambio social.

Entenderé la gobernanza de los think tanks como el conjunto de reglas del juego, formales e informales, que regulan la forma en que toman y ejecutan sus decisiones. Un think tank donde existen “checks and balances” expresada en la existencia de diversos niveles decisorios (p. ej. Board y Dirección Ejecutiva que interactúan con autonomía), tiene más posibilidades de tener credibilidad del resto de la sociedad. La existencia de estos dispositivos institucionales no aseguran una organización donde todas las decisiones son buenas, pero si una organización que  puede fundamentar que las decisiones que toma no son producto de la perspectiva de una sola persona sino que son fruto de la evidencia y de la deliberación interna.

Una segunda dimensión de la gobernanza es la transparencia de las reglas del juego que regulan la forma en que se toman decisiones. En la esfera de lo público donde la confianza se genera por lo que vemos y podemos comprobar, tan importante como contar con reglas del juego conducentes a una buena gobernanza es hacer visibles estas reglas del juego y generar así las condiciones para ser reconocidos como un actor con capacidad de articular y de incidir en el proceso democrático.

Esto lo aprendimos en Grupo FARO (Ecuador) en un contexto político adverso al trabajo de organizaciones que buscaban contribuir, desde fuera del Estado, al mejoramiento de la calidad de las políticas públicas. La única forma de mitigar los argumentos que cuestionaban la legitimidad de una organización que buscaba incidir en las políticas públicas aunque no había sido elegido en las urnas, fue hacer transparente las políticas internas, estrategias y mecanismos que evidenciaban la forma en que se tomaban decisiones en dimensiones como: i) los temas sobre los cuales se realizaría a investigación; ii) la forma en que se asegura integridad en el cumplimiento de los protocolos de investigación; y, iii) sobre las fuentes que financiaban la agenda de investigación e intervención.

En sociedades fragmentadas como las latinoamericanas,  los think tanks tienen el desafío de encontrar formas de convertirse en verdaderos “foros de políticas” y conectarse con organizaciones que representen diferentes perspectivas, intereses y necesidades en la sociedad para así convertirse en lo que Camou denomina una especie de ‘partido transversal’ que ‘recorren diferentes formaciones políticas’ que permitan la implementación de reformas públicas que permanezcan más allá de las elecciones. Sólo con una gobernanza interna racional y transparente podrán los think tanks contribuir con la construcción de una sociedad donde existe más confianza entre sus miembros y,  por consiguiente, donde las políticas públicas reflejan varias perspectivas y sirven al interés de las mayorías.