Exploración de la relación entre think tanks y movimientos sociales

8 June 2020

[Este es un resumen en español del octavo documento de trabajo del On Think Tank Working Paper Series: Activistas y expertos en políticas: explorando la relación de los think tanks y los movimientos sociales.]

Antes de la pandemia que el COVID-19 desató, los expertos no eran bien vistos (al menos en el norte global), y eran percibidos como lejanos y encerrados en sus torres de marfil, lejos del público. Ahora, si bien los expertos pueden haber resurgido en el debate público en respuesta a la pandemia (incluso teniendo en cuenta que algunos políticos les han dado el escenario para desviar la culpa), las preguntas sobre su credibilidad y legitimidad permanecen, y muchos ven necesario una mejor y mayor relación con el público.

En contraste, los movimientos sociales son una forma poderosa para que las personas expresen sus quejas y fomenten cambios. Pero los movimientos sociales no siempre tienen o han tenido el conocimiento especializado que se requiere para negociar con hacedores de políticas de élite o para hacer propuestas de políticas accionables.

Las asociaciones entre think tanks y movimientos sociales podrían, entonces, parecer una forma ideal de lograr un cambio progresivo. Juntos pueden lograr un equilibrio entre representatividad y aporte de expertos. Pero no se sabe mucho acerca de las colaboraciones entre think tank y movimientos sociales. ¿Existen? De ser así ¿qué tan bien funcionan y por qué?

Esto es lo que On Think Tanks se planteó explorar en un estudio financiado por la el Programa de Justicia Económica del Open Society Foundations. A continuación, presentamos un resumen de lo que encontramos.

  1. Los movimientos sociales y los think tanks (ampliamente definidos) sí trabajan juntos. Tanto think tanks como movimientos sociales toman distintas formas, por lo que no es sorprendente que sus colaboraciones también lo hagan. Los tipos de relaciones que establecen van desde grupos de activistas que se involucran con grupos de expertos en políticas, a grupos de activistas que forman parte del directorio de un think tank, o expertos que forman parte de movimientos políticos y sociales, y muchos más.
  2. Los motivos de la colaboración entre movimientos sociales y think tanks: incluye adquirir nuevos conocimientos (aunque sobre cosas diferentes); ser escuchado y ser visto como un actor creíble por audiencias específicas; y para conectarse con otras organizaciones con objetivos y valores similares. En última instancia, tanto los think tanks como los movimientos sociales colaboran entre sí para generar cambios (en sí mismos y en la sociedad en general).
  3. La conexión entre think tanks y movimientos sociales: se realizan a través de redes personales y profesionales; sugerencias de financiadores, de ONGs u otros aliados; a través de una historia de trabajar juntos; por reconocimiento público entre otros. De manera crucial, descubrimos que los movimientos sociales no estaban dispuestos a trabajar con grupos de expertos hasta que estuvieran seguros de que se podía confiar en ellos. Cuando no se había desarrollado suficiente confianza la colaboración se atascaba.
  4. ¿Qué hacen los think tanks y los movimientos sociales juntos? En las colaboraciones con movimientos sociales los think tanks: generan y comparten conocimiento; enseñan y entrenan a sus contrapartes; intermedian, convocan, y facilitan la interacción con otros actores; asesoran y identifican opciones de políticas y proyectos; representan y promueven sus preocupaciones en los procesos de políticas, y; proporcionan recursos para apoyar la colaboración. Por otro lado, los movimientos sociales desempeñan un papel importante en la movilización del público, y proporcionan información y conocimiento sobre las necesidades de las personas.
  5. Dificultades para trabajar juntos: las diferencias entre los movimientos sociales y los think tanks fomentan las oportunidades de colaboración. Sin embargo, estas diferencias también crean dificultades, incluida la forma en la que los grupos de expertos y los movimientos sociales se relacionan entre sí (en donde los think tanks suelen adoptar un rol más dominante “contando” y “enseñando” a sus contrapartes del movimiento social); prioridades organizacionales; objetivos y enfoques para la participación política; puntos de vista sobre quién debería participar en los procesos formales de política, y; puntos de vista sobre la naturaleza del conocimiento que se produce.
  6. Enfoques para resolver dificultades: los movimientos sociales, y especialmente los think tanks, manejaron sus diferencias y dificultades: demostrando humildad y siendo reflexivos; adoptando un enfoque a largo plazo (que fomente la confianza); asegurando un proceso abierto al compromiso (entre ellos); haciendo accesible cualquier conocimiento técnico que se produzca y fomentando la participación interna (especialmente dentro del movimiento social, que puede tener muchos miembros que no son parte de la conversación con expertos). En algunos casos, un intermediario jugó un papel clave en la gestión y mediación de las diferencias. También descubrimos que algunos grupos de expertos “mantuvieron su distancia” de los movimientos sociales para proteger su independencia (y credibilidad).
  7. Financiación para el trabajo colaborativo: como es de esperarse el trabajo colaborativo requiere mucho trabajo y fondos para financiarlo. En muchos casos, los expertos de los think tanks participan en un trabajo colaborativo con movimientos sociales de forma voluntaria (además de su carga de trabajo habitual), lo que en algunos casos es un desafío. En otros casos, el trabajo colaborativo fue financiado por fondos del think tank o del movimiento social. Para otros, el trabajo colaborativo fue financiado por financiadores externos.
  8. El impacto del financiamiento externo en el trabajo colaborativo: las prácticas de los financiadores tuvieron consecuencias positivas y negativas en las colaboraciones. En algunos casos, los financiadores instaron a los think tanks y movimientos sociales a trabajar juntos. La “proyectización” de la colaboración alentó a ambas partes a considerar conjuntamente sus objetivos y enfoques (durante los cuales las diferencias podrían salir a la luz). Algunos financiadores permitieron a los think tanks cambiar y adaptar los parámetros de proyectos que ya tenían financiados, para así poder entablar la colaboración. En otros casos, los cambios en las prioridades de financiación impidieron que las partes adoptaran un enfoque de colaboración a largo plazo. Los financiadores tienden a centrarse en los problemas y favorecen a los think tanks (que a menudo son similares a los financiadores en su organización). Los movimientos sociales a menudo estaban ausentes en las “teorías del cambio” de los donantes, lo que les daba a los think tanks el control sobre los recursos y el poder en la colaboración. Y finalmente, los requisitos de reporte cada vez más estrictos crean un trabajo administrativo significativo para los think tanks.

Lea el documento completo (in inglés) para revisar en detalle los resultados, así como un análisis de lo que esto significa para los think tanks , los movimientos sociales, y para los financiadores que desean apoyar tales colaboraciones.